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Bierpinsel


Restaurantes y bares



En los "dorados veinte", el Kurfürstendamm constituía el brillante centro del "nuevo Occidente". Bares, cabarés, cafés, cines, tabernas, restaurantes y salones de baile flanqueaban el bulevar y le conferían un aire cosmopolita. Pese a que ese escenario, ideal para deambular, quedó prácticamente reducido a ruinas tras la Segunda Guerra Mundial, el sector del ocio volvió a cobrar vida poco después en los bajos de los edificios incendiados. Aunque no eran más que instalaciones provisionales, la necesidad de evasión y entretenimiento era grande.  En los años cincuenta se procedió a la demolición de muchos de los edificios dañados, sustituyéndolos por otros nuevos construidos en el sobrio estilo de posguerra. El Kurfürstendamm se  erigió en arteria principal de la mitad occidental de la ciudad. Situado en la distinguida esquina de esta avenida con la Joachimstaler Straße, el "Café Kranzler", que ya no existe como tal, pasó a ser su principal escaparate. El exquisito edificio, proyectado por Hanns Dustmann y concluido en 1958, era un destacado punto de encuentro para los berlineses y la enseña del concurrido bulevar para los turistas. Pero las reuniones entorno a una taza de café no eran más que una faceta dentro de aquel variopinto panorama del divertimento. Una densa red de bares, locales de jazz, cervecerías y establecimientos dedicados a la degustación del vino cubría el centro de la ciudad.  Su verdadero triunfo no radicaba en la variedad, sino en la ausencia de una hora de cierre  impuesta por las autoridades, que hizo de Berlín Occidental un paraíso para los noctámbulos. Igualmente liberal era la ciudad en lo concerniente a la concesión de licencias para la apertura  de locales. Este hecho provocó una fuerte fluctuación en el sector que, unida a la remodelación  del centro urbano occidental, hace difícil encontrar locales originales de los años cincuenta,  sesenta y setenta. A pesar de todo, algunos de los más legendarios existen todavía, aunque algo transformados. Algunos ejemplos los encontramos en el "Big Eden", la "Galerie Bremer" y el "Paris Bar". Fuera del casco urbano, auténticos monumentos arquitectónicos, como la peculiar torre "Bierpinsel" - ocupada íntegramente por locales de ocio - reivindican la identidad propia de los dis-tritos periféricos de esta ciudad-isla.  Nada ha quedado, como era de esperar, de los locales de la organización estatal HO, que copaban prácticamente el sector hostelero de Berlín Oriental. Aún se mantienen algunos nombres  originarios de los tiempos de la RDA, indisolublemente vinculados a edificios protegidos del centro, que se rediseñó entonces. Pero, aunque el decorado sea el mismo, se han redefinido los conceptos de explotación. El famoso "Café Moskau" y el "Café Sibylle" de la Karl-Marx-Allee son buena muestra de ello. El legendario "Ahornblatt" de la Fischerinsel, inaugurado en 1973 y proyectado por Gerhard Lehmann y Rüdiger Plaethe, ha desaparecido completamente del panorama urbano. Su demolición, como también la desaparición del "Café Kranzler", mencionado anteriormente, ilustran las continuas transformaciones que marcan la historia de Berlín. La ciudad sigue en movimiento, y con ella el sector hostelero, tan vinculado al variable gusto de los tiempos.