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Futuro


Estructures transportables



Los edificios polivalentes transportables hechos de materiales sintéticos revolucionaron la ar-quitectura a mediados de los años sesenta. La generalidad - que no estaba dispuesta a desechar los procedimientos tradicionales - quedó, no obstante, al margen de esa revolución.  Aparte de dicho rechazo, justificado por la tradición, los procedimentos de fabricación y montaje, no suficicientemente madurados, dificultaron la divulgación de estos experimentos arquitectónicos. Tampoco estaba claro el tratamiento que se daría en el futuro a los residuos de los plásticos empleados. Y es que, por mucho que sus fabricantes la propagaran, nadie creía en la eterna  durabilidad de estos materiales.   Detrás de muchos proyectos para la construcción de edificios de plástico encontramos, sin embargo, nombres de arquitectos famosos y de exitosos productores de artículos de plástico. Todos ellos vieron en estas construcciones portátiles la posibilidad de establecer tendencias y estándares para un tipo de vivienda personalizada cuya influencia habría de prolongarse hasta la época actual.  Los prototipos que han logrado sobrevivir - como los edificios FUTURO de Berlín y RONDO de Friburgo - resultan hoy más modernos que nunca. Aun así, cabe preguntarse si realmente habría sido  positiva la generalización de estos proyectos visionarios. La mayor parte de ellos no fueron con- cebidos para convertirse en viviendas personalizadas, sino - al igual que los grandes bloques prefabricados - como sistemas urbanísticos modulares que debían conformar metrópolis enteras.  La empresa BOTH, con sede en la RDA, realizó en la misma época el proyecto de las "Raumerweiterungshallen" o REH (naves de ampliación de espacios). Ese nombre tan poco espectacular sirve para designar cuerpos constructivos, extensibles a modo de acordeón, dotados de hasta ocho elementos y que pueden montarse incluso en lugares de difícil acceso. Para la "Raumerweiterungshalle" se encontraron más de 3.000 compradores en todo el mundo.  A pesar de que al edificio FUTURO de Berlín se le diera un uso comercial - como central de  información - hasta el cierre del Spreepark, la mayor parte de las edificaciones de plástico realizadas en esta era fueron diseñadas como segundas residencias o lugares de ocio. Para el ciudadano medio nunca llegaron a ser asequibles.  La REH se basaba - como los edificios RONDO y FUTURO - en la idea de la funcionalidad y la  mobilidad. Pero su diseño simplista y la posibilidad de ampliarla de un modo flexible la hacían  adecuada también para fines comerciales. Sus compradores la emplearon - entre otras cosas - dentro de áreas de servicio en carretera o como caseta de obras o almacén.  Quizá sea éste el motivo de que la REH sobreviviera hasta 1989, mientras que el FUTURO desaparecía del panorama arquitectónico a mediados de los años setenta junto a muchas otras construcciones de este tipo. La crisis del petróleo tuvo un papel decisivo en ello: el notable incremento que experimentó el precio del plástico lo hacía demasiado caro como material para la construcción.